A la Memoria de F.J
"Ser fiel a los que se murieron, es vivir como habrían vivido." Y hacerlos vivir con nosotros. Y transmitir su cara, su voz, su mensaje, a los otros. A un hilos, a hermana, a hermano, a desconocidos, a los otros, qué qu ellos sean. Y la vida truncada de los desaparecidos, entonces, germinará sin final ".
N.B: Quería que me comprometiera para los jóvenes en el fútbol, una de mis pasiones. ¡Se hace eso! A todos sus compadres, a todos sus hermanos: Aprovecho para agradecerles todas sus atenciones y su ayuda. Admiré su valor para enfrentar el ineludible, era necesario para hacer frente al miedo, lo verdadera, pero no renunciaron ustedes volvieron de nuevo acompañarlo, acompañarnos. Vi hombres nacer ante el desconocido; Nicolas nos dio la Fuerza de aceptar lo inaceptable y por su presencia, su amor, su pena, su compasión, les consiguieron juntos para que vaya en paz. Gracias. |
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Evelyne:
Nicolás, es mi hijo.
¿Muerto? no, obsequio para mí.
Ausente de mi vida diaria, pero cuánto obsequio en mi vida interior, más rica que nunca.
Nicolás, como mis dos hijas, hacen ida integrante de esta vida que no tiene fronteras.
El amor está así, sin fronteras: ¿por qué la muerte quitaría esta posibilidad de querer al ser desaparecido?
El amor verdadero es incondicional, no pide nada a cambio y en este caso, aparece como infinito y universal.
Esto, lo siento fuertemente como Nicolás lo había comprendido bien antes de mí.
Algunos días antes de su muerte, Nicolás deseó que relevara su mensaje: " mamá, di ellos que los perjuicios no deben más ser ".
Deseó dejar a sus allegados, este modo de ver y de gustar otros.
Modo que siempre adoptó durante su vida corta.
El amor era su motor.
Pienso que su fin de vida alumbró y sostuvo su cerco.
El sufrimiento físico había desaparecido, dando paso a la serenidad.
La bomba a morfina no servía más y un tipo de superconciencia estaba allí.
Nicolás se quedó en la casa, como lo deseó, en cuidados paliativos durante varias semanas.
Cambios físicos, aseos, masajes, cambios verbales, memorias y perdones.
¿ Que decir?
De la fuerza, de la dignidad y del amor.
Gracias Nicolás de habernos dado la posibilidad de vivir estos cambios que me ayudaron y que todavía me ayudan a aceptar a tu muerte.
Me gustaría dar a entender a otros que el miedo de la muerte es temible, mucho más temible que la muerte misma.
Acompañar a un ser caro en estos momentos debería quedar un acto natural de amor.
¿ Por qué no se atacan a hacer los sanitarios los poderes públicos reconocer a la muerte como un paso(pasaje) obligado, y no degradante que hay que esconder como para oponerse a la realidad?
¿ Por qué este miedo?
¿ Por qué tantos seres enfermos mueren solos, sin sus allegados al lado de su hijo ?
No logro comprender.
¡ Qué educación superficial tuvimos! ¡ Qué egoísmo! ¡ Qué falta de abertura!
¡ Miremos! ¡ Abramos los ojos!
¿ Por qué negarse a ver el ineluctable?
Sí, la muerte existe, sí, perder alguien próximo hace sufrir, sí, sí.
Pero cuando se acarició el cuerpo magullado, cuando atenuó el sufrimiento físico y moral por la presencia, cuando se dio mutuamente el amor, el dolor se transforma.
Se transforma por la creencia que este amor se quedará hasta nuestro propio muerto.
¿ Es esto la vida eterna? No sé sobre eso nada.
Lo que sé, es que si no hubiera acompañado a Nicolás hasta su último suspiro, no habría podido tener esta creencia que me ayuda a vivir mi vida.
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